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YuYu Hakusho -Fanfic- Mi querida Genkai. Capítulo 19: La Hermosa Rosa y La Raíz Venenosa

                   


Sinopsis del anime: La serie narra la historia de un joven rebelde de 14 años, Urameshi Yūsuke, quien es atropellado en un accidente de tráfico por salvar a un niño. Su muerte no debía ocurrir todavía, y por tanto no hay sitio para él ni en el Cielo ni en el Infierno, así que deberá ir al Más Allá y, en calidad de fantasma, recuperar su cuerpo y vencer todo tipo de demonios y seres fantasmagóricos acompañado de sus fieles amigos.

MI QUERIDA GENKAI

Trama: Un antiguo compañero de Genkai aparese dispuesto a vengarse por un desaire del pasado usando a Yusuke en contra de ella
Autora: Gabriella Yu
Año: 2006
Capítulos: 27
Género: aventura, artes marciales, aventura, humor

Capítulo 19: La Hermosa Rosa y La Raíz Venenosa


Kurama caminaba tranquilo pero alerta por un pasillo húmedo, oscuro y lleno de telarañas Hacía como quince minutos que caminaba y no había encontrado a nadie, lo que comenzaba a preocuparlo. Unos minutos después, Kurama se encontraba parado en la entrada de una gran habitación bastante extraña. En vez de un piso de piedra, había en su lugar un líquido verdoso que olía bastante mal, un largo puente de piedra cruzaba esa habitación de una puerta a otra, que se encontraba del otro lado. Kurama pensó entonces que quizás encontraría allí a su primer enemigo, así que entró en la habitación por el pasillo.


De pronto, una raíz verde salió de aquel liquido, y casi lo atrapa si no fuera porque Kurama saltó hacia atrás, evitando que esa cosa se enrollara en su tobillo. La raíz se volvió a sumergir, y entonces se escuchó una suave risa de desprecio. Entonces, frente a Kurama, cayó desde arriba el hermoso Iketo.


-Me llamo Iketo Sawara, soy el señor del veneno, y estoy aquí para eliminarte, Kurama.


Kurama sonrió y se puso en guardia.


-Entonces, vamos a pelear, Iketo. No tengo tiempo que perder.


Iketo primero quería probar las habilidades de Kurama. Le habían dicho que era muy hábil, sobre todo con las plantas. Así que comenzó con un ataque de puños y patadas, a lo que Kurama sólo se limitó a evitar sin ningún esfuerzo. Iketo se detuvo.


-Veo que lo que hablan sobre ti es cierto. Eres un tipo muy ágil. Pero, no tanto como yo. –Y diciendo esto, lanzó de sus puños unas bolas verdosas del tamaño de una pelota de tenis.


-¡¡BULBOS VENENOSOS!!


Kurama apenas pudo evitar ese ataque sorpresivo, ya que uno de esos bulbos dio de lleno en su mano izquierda, quemándola con su líquido verdoso. El muchacho apoyó su rodilla derecha en el suelo, adolorido.


-¡Ah ah ah! ¿Lo ves? ¡Soy más listo que tú!


-¿Tú también usas las plantas, verdad? –Preguntó Kurama, levantándose.


-Así es, pero a diferencia tuya, no son rosas ni nada por el estilo, son plantas venenosas y carnívoras. Son muy mortales.


-Las mías también son mortales. –Y diciendo esto, levantó sus brazos, moviéndolos como si estuviera danzando. -¡¡FUKAEMUYI!!


Una serie de pétalos de flores aparecieron flotando y danzando alrededor del muchacho y con un movimiento de las manos de éste, los pétalos se dirigieron velozmente hacia Iketo, éste comenzó a esquivarlos, pero eran tantos y pequeños, que varios lo alcanzaron y lo cortaron al rozarlo, ya que estos pétalos funcionaban como unas filosas navajas.


Sangrando, Iketo se levantó muy molesto del suelo, dispuesto a vengarse.


-¡¡PLANTAS CARÏBORAS ESPIRITUALES!!


Iketo lanzó una serie de semillas al suelo cerca de su enemigo que se enterraron por sí mismas, al instante, nacieron varias plantas carnívoras de grandes bocas y dientes, que inmediatamente comenzaron a atacar a Kurama. Eran muy veloces, y el chico apenas podía evitar sus mordidas, pero no tubo tanta suerte, ya que una de ellas le atrapó un pie, lastimándolo seriamente. A Kurama no le quedó remedio que utilizar el Fukaemuyi para cortar las plantas por el tallo para poder librarse de ellas.


-¿Qué te pareció, Kurama? –Se burló Iketo acariciando su largo cabello celeste. –Ahora estás bastante lastimado por mis técnicas, y pronto utilizaré una muy potente para eliminarte.


-No lo creo. –Dijo el chico levantándose nuevamente. –No creas que va a ser tan fácil matarme.


Kurama seguía manteniendo su eterna seguridad, determinación y tranquilidad, lo que preocupó enormemente a Iketo. Entonces, Kurama sacó una hermosa rosa roja , comenzó a infundirle su poder espiritual y en un momento la flor se convirtió en un amenazador látigo.


-¡¡LÄTIGO DE ROSA!! –Gritó este, y al instante el látigo atacó a Iketo, quien a duras penas pudo evadirlo no sin antes recibir algunas cortadas de sus filosas espinas. Iketo rodó por el suelo, listo para contraatacar.


-¡¡RAÍCES DEL INFIERNO!!


De pronto, las verdes raíces que atacaron a Kurama desde un comienzo, comenzaron a salir a cantidades del líquido verde y atraparon a Kurama envolviéndolo e inutilizándolo y levantándolo en el aire. Por más que se esforzaba en liberarse de ellas, más lo apretaban.


-Esas raíces son mis mejores armas. Las Raíces del Infierno son capaces de triturar los huesos y fundir la carne con el ácido en el que están bañadas. ¿Ves el líquido verde a los costados de este puente? Pues es un ácido muy poderoso, que corroe la carne y deshace todo lo que cae en él. –Lo miró malignamente. –Y adivina quién caerá en él.


Kurama no dijo nada, pero estaba decidido a no darle el gusto de morir. Ya había preparado su truco por si sucedía algo así.


-No creas que me has vencido. –Dijo Kurama con una seguridad que puso nervioso a Iketo.


-¡Daré la orden a las raíces que te sumerjan al ácid... –No pudo seguir hablando, ya que su cuerpo se paralizó totalmente y no pudo usar su poder espiritual. Las raíces ya no percibieron sus órdenes, así que soltaron a Kurama, que cayó parado en el puente, y se sumergieron de nuevo al ácido. -¿Q-qué e-está p-pasando...?


-Te he plantado en el cuerpo la Semilla Mortal cuando escapabas del Fukaemuyi. Ni siquiera te diste cuenta, no eres tan hábil como pensabas. –Lo miró –Ahora me pregunto si debería matarte, con una sola palabra la semilla explotará y la nueva planta crecerá y destrozará tu cuerpo por completo.


-...Maldito, j-juro q-que t-te m-mataré...


-Veo que no tienes remedio. –Kurama movió la cabeza negativamente. Lo volvió a mirar muy decidido, luego caminó hacia la salida, y antes de salir, dijo:


-Muere.


Y al decir esto, la semilla se abrió dejando a una verde enredadera salir por todo el cuerpo de Iketo, matándolo en el acto. Ya en el suelo, del cuerpo nacieron bellas flores multicolores. Kurama suspiró y salió de la habitación para dar con otro pasillo oscuro, y con... ¿Koenma?


-¿Qué hace aquí Señor Koenma? –Preguntó extrañado Kurama. -¿Qué le ha pasado?


Preguntó muy preocupado al ver al príncipe algo golpeado.


-Vine a prevenirte, Kurama. –Dijo seriamente el apuesto Koenma en su apariencia de muchacho.


-¿A prevenirme? ¿De qué?


-De quién querrás decir. Vine a prevenirte de Yuske.


-¿De Yuske? ¿Por qué? Somos amigos.


-Ya lo sé, hasta a mí me duele admitirlo. –La expresión del Dios se tornó triste. –Tu eres inteligente, Kurama, y por eso ya debes darte cuenta que Yuske Urameshi está condenado a repetir los mismos errores que cometió Toguro.


-¿A qué te refieres? –Se preocupo Kurama.


-¿Acaso no te has dado cuenta que reviví a Genkai para que impidiera que Yuske perdiera la cabeza? –lo miró directo a los ojos –Pero ella no lo logró y Yuske cambió su forma de pensar y se puso en nuestra contra.


-Él jamás haría eso. –Kurama comenzaba a ponerse nervioso.


-¿Ah no? Pues tú sabes que él haría cualquier cosa por ser más fuerte para defenderlos, ¿verdad? Podría hasta vender su alma... –La voz de Koenma envolvía la mente de Kurama lanzándolo así a la duda.


-Pero también podría seguir otro camino, como el de Toguro, el de no querer perder nunca su fuerza. –Koenma caminó hacia Kurama. –Lo he pensado mucho y... creo que en poco tiempo no tardará en atacarlos a ustedes como lo hizo con nosotros, y también en atacar a las personas que ustedes más quieren para obligarlos a usar sus máximos poderes... Podría hasta atacar a tu madre...


-¿Nosotros? ¿Quiénes nosotros?


-Yuske nos atacó a mí, a Keiko, Botán, Shizuru y Yukina. Veníamos a prevenirlos... –Koenma trató de no llorar.


-...No es verdad... –Apenas dijo el muchacho-... No es verdad... Yuske es nuestro amigo... No es verdad...


-El manipulamiento de Shie hizo que despertara poco a poco la mala voluntad que escondía Yuske en su interior. Ya no hay nada que hacer, Kurama. Hay que detener a Yuske antes que sea demasiado tarde. Lo siento...


-...No puede ser verdad...


La mente del muchacho cayó entonces a una eterna duda, se sumió en la oscuridad profunda, y las palabras de Koenma resonaban en su cabeza como ecos en una caverna. Quería a su amigo, pero no lo conocía tanto como para asegurar que con el tiempo cambiaría su forma ser. Kurama había iniciado así, un viaje hacia la duda y la decepción.


Koenma sonrió.


Continuará...


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