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YuYu Hakusho -Fanfic- Mi querida Genkai. Capítulo 11: La Duda de Yuske

           


La serie narra la historia de un joven rebelde de 14 años, Urameshi Yūsuke, quien es atropellado en un accidente de tráfico por salvar a un niño. Su muerte no debía ocurrir todavía, y por tanto no hay sitio para él ni en el Cielo ni en el Infierno, así que deberá ir al Más Allá y, en calidad de fantasma, recuperar su cuerpo y vencer todo tipo de demonios y seres fantasmagóricos acompañado de sus fieles amigos.

Trama: Un antiguo compañero de Genkai aparese dispuesto a vengarse por un desaire del pasado usando a Yusuke en contra de ella
Autora: Gabriella Yu
Año: 2006
Capítulos: 27
Género: aventura, artes marciales, aventura, humor

MI QUERIDA GENKAI

Capítulo 11: La Duda de Yuske


Un poco más tarde, ya todos comenzaron a irse a sus casas, menos Yuske, que se negaba a irse hasta estar seguro de que Genkai estuviera bien. A pesar de las aseveraciones, protestas y amenazas de su maestra de que estaba bien y que se fuera, el testarudo de Yuske decidió quedarse al no verla tan bien como ella decía. Para ayudarlos, también se quedó Botán, a pesar de las duras protestas de Yuske que decía que no necesitaba ayuda y de las amenazas de Genkai que decía que estaba bien.


Así comenzaron a pasar los días y las noches de recuperación para Genkai. A pesar de que ella decía que estaba bien, la primera noche la pasó muy mal, tubo fiebre y una recaída, pero Yuske no se apartó de su lado a pesar de que Botán le decía que tomaran turnos, cenó al lado de su maestra y permaneció despierto toda la noche para cambiarle los paños fríos. A la mañana siguiente, se encargó de darle el desayuno que preparó Botán, pero Genkai, al enterarse de que Yuske se había quedado con ella toda la noche, le dio un coscorrón.


Como Yuske no iba a la escuela, Keiko le llevaba la tarea para decepción del chico, y de paso visitaba a Genkai. Tres días después de la pelea, Botán tuvo que irse por un llamado de su Señor Koenma, ella se fue sin ningún problema porque Genkai ya casi estaba completamente recuperada. Aquella noche, la anciana maestra le pidió a Yuske que se fuera al día siguiente o si no le iba a propinar una buena paliza, a lo que el muchacho se apresuró a aceptar la propuesta dándose cuenta de que Genkai ya estaba bien. Después de haber cenado, Yuske se fue afuera del comedor para quedarse sólo con sus pensamientos al amparo de la luz de la Luna. Estaba triste.


-¿Y a ti qué te pasa? –Preguntó Genkai haciéndolo sobresaltarse del susto.


-¡Me asustó, vieja bruja! –Protestó Yuske, y enseguida recibió un golpe de su maestra como reprimenda por su falta de respeto.


-¿Tú nunca cambias, verdad? –Replicó esta.


Yuske se le quedó mirando sin pronunciar palabra alguna, estaba muy serio y eso la incomodó.


-¿Se puede saber por qué me miras con esa cara de tonto?


El muchacho suspiró y se sentó en el corredor mirando hacia las estrellas.


-No merezco ser su alumno. –Fue la sorpresiva respuesta.


-¡Vaya! ¿Y recién te diste cuenta? –Se burló Genkai. -¿Y por qué dices eso, idiota?


-¡Vamos abuela! ¡no se burle de mí! ¿no ve que estoy siendo sincero?


La mujer se puso seria y miró a su discípulo de reojo.


-Está bien... ¿Me quieres decir qué te pasa? Hace días que te veo con esa cara de perro regañado.


"Ya me está molestando de nuevo, en fin, así es ella. Por lo menos ya está bien" . Pensó Yuske resignado.


-Dudé de usted, maestra Genkai, y Koenma dijo que Shie utilizaba las dudas interiores para controlar a las personas. Yo no tendría que dudar de usted, es mi maestra... Él dijo que yo ya pensaba así de usted... Y por culpa de mis dudas, casi la mato... –Yuske, que seguía sentado en el piso, recogió sus piernas y las abrazó, poniendo su mentón en las rodillas. Pensativo y triste.


Genkai lo observaba seriamente, suspiró y se sentó al lado de él, luego miró hacia las estrellas.


-Yo me sentí igual después de la pelea con Toguro. Era mi amigo, y dudé de él. Shie es un experto en manipular los sentimientos ajenos y hacerles creer lo que él quiere. –Miró a Yuske y éste también la miró. –Todos dudamos de todos aunque a veces no nos demos cuenta de ello, Yuske. Tú seguramente dudaste de mi poder cuando me viste por primera vez. ¿Verdad?


-Pero en ese entonces no la conocía, a estas alturas ya no tendría que dudar de usted.


-Tonterías, aunque conozcamos profundamente a alguien o lo queramos mucho, siempre surgen momentos de duda alguna vez, desde si tu mamá te va a despertar a la mañana hasta si tú mismo podrás ganarle a un enemigo. Eso es completamente normal. ¿Alguna vez dudaste de Keiko o de tus amigos?


Sorprendido, Yuske asintió.


-Es verdad, alguna vez dudé de ellos, desde si Keiko estaba enojada conmigo hasta si Hiei o Kurama eran realmente malvados.


Genkai sonrió triunfante.


-¿Lo ves? Siempre existe la duda, no luches contra ella, porque te ayuda a no ser tan ingenuo. Shie utiliza esa extraordinaria técnica para confundir y trastornar el corazón y la confianza de las personas, y éste malestar que sientes ahora son las secuelas que te quedaron por semejante descubrimiento. Sólo debes aceptar que es perfectamente normal dudar de otros.


-Gracias, maestra Genkai. –Se levantó Yuske. –Me siento mejor ahora. Usted sabe mucho a pesar de ser una vieja cascarrabias.


-¿Y qué tiene que ver eso, tarado? –La mujer le dio un porrazo al atolondrado muchacho.


Y en el Mundo de las Apariciones, en el castillo negro, el cuarto hombre de Shie, un sujeto pequeño del tamaño de Hiei pero de piel negra y de cabellos cortos blancos, entraba al gran salón donde se encontraban los otros tres sujetos reunidos, festejando la venganza de Shie.


-Ahora podremos dominar el Mundo Humano. –Dijo emocionado el atractivo muchacho de cabello celeste llamado Iketo.


-Yuske Urameshi debe estar completamente destrozado por haber matado a Genkai, será fácil eliminarlo. –Dijo Shie, sonriendo.


-Creo que eso no será posible, Shie. –Dijo el recién llegado sorprendiendo a todos.


-¿A qué te refieres, Shidoshi? –Se alarmó el aludido.


-Genkai sobrevivió y Urameshi se encuentra muy bien.


-¡Maldición! –Se enojó Shie golpeando la enorme mesa con su puño, rompiéndola. -¿Es que acaso nunca podré vengarme de esa maldita mujer?


-¿Qué vas a hacer ahora? –Preguntó el cuarto miembro del equipo de Shie, un gigantesco sujeto de enormes músculos y reluciente calva.


Y mirando hacia sus compañeros, y con una gran determinación, dijo:


-Tendré que hacer el trabajo yo mismo, no cometeré otra vez el error de retirarme antes de tiempo. –Sonrió malignamente. –Esta vez, Genkai tendrá que aceptarme y ser mía si no quiere ver sufrir a Yuske Urameshi a manos de sus amigos Ese será su castigo por no dejarse matar por el inútil de su discípulo.


Su espantosa risa se escuchó por todo aquel valle oscuro, presagiando la maldad que se cernía sobre Yuske y sus amigos.


Continuará...


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