Piratas del Caribe -Fanfic- La Maldición del Anillo de la Calavera. Capítulo 22: Jack Salva la Vida de Norrington

                                                                           


 Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!

PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción.
Publicado originalmente en: Fanfiction

Capítulo 22: Jack Salva la Vida de Norrington

Eliabeth Swann pensó que Jack Sparrow iba a sobrepasarse con ella en cualquier momento, pero para su sorpresa, él se había dormido tranquilamente sobre su regazo.

"Qué extraño… -pensó ella al verlo dormir así-, jamás pensé verlo de esta manera… Parece ahora tan… inocente…, casi como una persona común… Si tan sólo él no fuera tan vulgar…"

Elizabeth comenzaba a llevarse por sus pensamientos románticos hacia su amigo pirata, hasta que algo que dijo Barbossa la hizo volver en sí.

-Perdón –se disculpó ella-, ¿qué decía?

-Dije que el tonto se ve muy cansado, me contaron que tuvo mucho ajetreo estos días pasados.

-Nos contó algo al respecto, pero no sabía que estaba tan agotado… -miró tiernamente a su "bello durmiente"-. Jamás podría haber pensado que Jack se cansaría así, siempre lo hemos visto tan lleno de energía que casi me asusta verlo en este estado…

Héctor Barbossa sonrió despectivamente, burlándose de aquellas palabras mientras su monito se subía a su hombro.

-Tienen que aceptar que él es un hombre como cualquier otro, querida, o mejor dicho, una mujer como cualquier otra. –Dijo.

-No me llames "querida" –advirtió la chica-, y no te burles de sus problemas.

-Eso deberías hacerlo tú misma –dijo Jack abriendo los ojos de repente, mirándola.

-¡Jack! –Se sorprendió-, ¿estabas escuchándonos haciéndote el dormido? ¡Eso es de mala educación!

-También es de mala educación burlarse de la gente –replicó astutamente.

Ya atrapada por sus propias palabras y fastidiada por su amigo, Elizabeth se levantó de golpe provocándole un buen porrazo en la cabeza a Jack.

-¡Ouch! –se quejó este llevándose la mano a la nuca y sentándose en el suelo con las piernas cruzadas (estilo indio)-. Ten más cuidado, ¿no ves que estoy delicado?

-¡Jack Sparrow! ¡Eres un idiota! –exclamó la muchacha bastante molesta.

El capitán Jack Sparrow estaba a punto de replicar cuando de repente comenzó a escucharse una gran conmoción en cubierta, por lo que los tres fueron a ver lo que pasaba, bueno, Elizabeth y Barbossa, ya que el pobre de Jack se tropezó con la bola de hierro (sí, aún tenía las cadenas puestas) y cayó de bruces al suelo, siendo ignorado por sus compañeros de aventuras.

-¿Qué diablos pasa aquí partida de guiñapos? –preguntó el ex capitán del "Perla Negra" mientras se unía al grupo de gente que se había reunido en cubierta provocando gran alboroto.

-¡Es un soldado de la corona! ¡Llevémoslo a la plancha! –exclamó enojado uno de los piratas.

-¡Sí! ¡Que muera! –apoyó otro.

-¡No! ¡Primero hagámoslo sufrir por todos nuestros compañeros ahorcados! –replicó otro pirata.

-¡¡Si!! ¡Que sufra! –fue el apoyo casi unánime de todos.

Elizabeth no podía abrirse paso hacia el centro de aquel tumulto para saber a quién se estaban refiriendo todos ellos, ya que todos estaban apretujándose y no la dejaban pasar. Ella suponía que debía tratarse de un oficial a quien habían descubierto a bordo, ¿pero de quién se trataría?

-¡Están locos! –Oyó decir a William-. ¡No les permitiré hacer algo así con él!

-¡Will! –Exclamó la joven tratando de abrirse paso entre aquellos sucios piratas-. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Quién está allí contigo?

-¡Oh! –exclamó sorprendida al llegar hasta el centro de la turba iracunda y reconocer a la persona a quien estaban linchando-. ¡James!

"¡¿P-pero qué está haciendo aquí?!" –pensó algo asustada.

Y efectivamente, allí estaba su ex prometido, atado y arrodillado en medio de los bandoleros, con la vista baja, en completo silencio y dominio de sí mismo como era su costumbre, tenía algunos moretones, pero ninguno era un golpe serio. Al lado de él se encontraban Will y Gibbs tratando de contener a los piratas violentos que querían hacer justicia por sus propias manos, pero por unos segundos, la atención de Elizabeth se centró sobre una mujer morena de ajadas ropas femeninas que se encontraba apoyada sobre el palo del mástil mayor, observando con atención todo lo que ocurría.

Y bajo las palabras de protesta, Hector Barbossa se acercó hacia el prisionero, lo miró con cierto desprecio y con una maligna sonrisa en el rostro, y luego dijo mientras se volvía:

-Arrójenlo por la plancha.

Hubo gran conmoción entre los piratas que querían escuchar aquella sentencia, pero no fue del agrado de otras personas.

-¡No! ¡Tú no tienes el derecho para decidir algo así! –protestó William Turner.

-Barbossa, no puedes decidir algo así sobre este barco, no eres nuestro capitán, Jack es el que tiene que decidir lo que se hará con él –replicó Gibbs.

Entonces, Hector Barbossa se dio vuelta rápidamente y objetó con gran grandilocuencia, dominando así su enojo y frustración ante la verdad de las palabras del rollizo segundo al mando del barco:

-¡Al diablo con lo que decida Jack! ¡Lo que toda la tripulación quiere, es que se castigue a este patán inglés, y eso es lo que se hará!

-¡¡Sí!! –asintieron al unísono y se lanzaron en contra del asustado Comodoro, pero entonces, Will sacó su espada y la blandió amenazadoramente en contra de ellos, defendiendo así al ex prometido de su novia.

-¡Si alguien quiere ponerle las manos encima, tendrán que vérselas conmigo y mi espada!

-¡Lo mismo digo! –lo apoyó valientemente Elizabeth al unírsele, sacando también su espada dispuesta a presentar batalla.

-¡Elizabeth! –Exclamó el joven muy preocupado- ¡No hagas esto, es peligroso! ¡Ellos están muy molestos y no repararán en miramientos!

-No digas tonterías –replicó-, tú me enseñaste a pelear, ¿no? Voy a ayudarte quieras o no.

-Elizabeth… -murmuró sintiendo admiración por la mujer que amaba.

-¿Van a arriesgar sus vidas por mí? –Preguntó Norrington con cierta ironía- ¡Por favor! ¡No sean estúpidos! ¿No ven que ellos son unos salvajes sin honor alguno? Seguramente ya se olvidaron de su "amistad" con ustedes. Nos van a lanzar a todos por la borda.

-Cállese, usted es el estúpido aquí… -replicó Will sin mirarlo siquiera-. ¿Cómo se le ocurrió subir a este barco sabiendo a lo que se exponía?

-Si quieres, te dejamos solo para que ellos hagan contigo lo que quieran –amenazó Elizabeth.

Norrington no dijo nada más, pensó que sería mejor permanecer en silencio.

-¡Si no se quitan de en medio, van a lamentarlo! –amenazó Barbossa sacando su espada, apoyado por la gran mayoría de la tripulación.

-¡No lo haremos! –exclamó el joven herrero muy decidido.

-Entonces no queda otra alternativa que pelear… -dijo el pirata amenazadoramente, pero justo en el momento en que iba a atacar, Jack hizo su aparición.

Caminando casi como era su costumbre (tenía todavía puestas las cadenas), se abrió paso entre sus hombres mientras estiraba el cuello para otear mejor hacia el meollo del asunto.

-Permiso… permiso… -pedía mientras hacía a un lado a sus hombres hasta que por fin pudo llegar hasta donde estaban los otros cuatro, y dirigiendo su mirada a cada uno de ellos, preguntaba:

-¿Por qué tanto alboroto? ¿Trajeron mi ron? ¿Quién es ese que está ahí…? ¡Oh! –se sorprendió al darse cuenta que se trataba de su enemigo al fijar sus ojos en él.

-¡Jack! –comenzó a hablar la hija del gobernador-, ¡Will encontró a James Norrington escondido en la bodega, ahora ellos quieren que camine por la plancha!

Sparrow se inclinó un tanto y volvió un poco la cabeza para mirar atrás suyo a sus hombres para preguntarles:

-¿Es eso cierto?

-¡¡Sí!! –dijeron todos al unísono.

-Él debe pagar por todos nuestros compañeros ahorcados en nombre de la maldita Inglaterra –concluyó Hector Barbossa.

Entonces, el capitán Jack Sparrow se volvió hacia los otros cuatro y su atención se centró en el Comodoro, quien estaba mirándolo detenidamente a los ojos, sin demostrar ninguna expresión en el rostro. Jack también lo miró por unos instantes detenidamente hasta que por fin se dio la media vuelta y dijo mientras movía su mano en un gesto de indiferencia:

-Que camine por la plancha.

-¡¿Quéee?! –exclamaron sorprendidos Will y Elizabeth, en cambio, los otros miembros de la tripulación gritaron vítores por la acertada decisión de su capitán, e inmediatamente tomaron a su prisionero entre sus manos, quien se debatía furiosamente en contra de ellos.

-¡Suéltenme, sarta de cobardes! –exclamaba furioso.

-¡Pero, Jack! –Le dijo muy preocupada Elizabeth al correr y ponerse frente al pirata-, ¡Estás cometiendo un error!

-¡Ella tiene razón! –Secundó Will-, ¡matarlo va a ser un grave error de tu parte!

-No será MI error, será el error de ELLOS –arguyó mientras caminaba como podía hacia su camarote.

A William sólo le quedaba una carta que jugar, si los piratas lograban acabar con Norrington, serían perseguidos de por vida por la armada inglesa.

-Si no evitas ese linchamiento, juro que no voy a quitarte esas cadenas que llevas encima.

-¡¿Qué?! –exclamó Jack sorprendido mientras se volvía para mirarlo-. ¿Lo dices en serio?

-Yo no bromeo nunca –fue la terrible respuesta del muchacho, a lo que el pirata no le gustó nada en lo absoluto, no le caía en gracia tener que permanecer un minuto más con aquellas odiosas cadenas que lo apresaban, así que, inmediatamente se dirigió hacia donde sus hombres habían preparado la plancha para Norrington y les dijo:

-¡Esperen! ¡Mejor lo dejamos abandonado en una isla solitaria junto a McKinley!

-¿Pero qué estás diciendo? ¡Esto es más divertido! –protestó Barbossa, secundado por algunos de los piratas.

-¡Yo soy el capitán aquí! ¡Tienen que obedecerme!

Gibbs, Ana María, Cotton, el loro, y parte de la tripulación, lo apoyaron.

-¡Una mujer no puede ser capitán de un barco! ¡Trae mala suerte! –arguyó Hector Barbossa.

Pintel, Ragetti y parte de la otra tripulación lo secundaban.

Viendo que su tripulación se había dividido en dos grupos enfrentados respecto a aquellas diferencias, Jack temía una subordinación, un terrible motín, cosa no le agradaba en lo absoluto, ya que le traían recuerdos no muy agradables, por lo tanto, no sabía qué hacer. No podía darle la razón a su ex compañero, pero tampoco podía decepcionar a su gente, pues corría el grabe riesgo de ser reemplazado por Barbossa.

-Yo… -comenzó a decir, pero algo que dijo el Comodoro, quien estaba de pie sobre la plancha, dejó a todos en completo silencio, salvando a Sparrow por el momento.

-¡¡Parlay!!

-¡Malditos sean los que inventaron esa maldita palabra! –exclamó Barbossa muy molesto, sabía que ya no podían hacerle daño hasta que él no hablara con el capitán del "Perla", quien aún era su odiado ex compinche de piratería.

-Fueron los franceses –le informó Jack, pero una mirada de odio penetrante por parte de su compañero, lo hizo retroceder un poco, sonriéndole estúpidamente.

-Yoyaséqueloinventaronellossss… ¡No soy un tonto ignorante!

-Bueno, pero no te enojes… -replicó mientras movía sus manos para calmarlo, luego se volvió hacia el polizón y le preguntó qué era lo que quería.

-Quiero hablar a solas contigo –fue la sorpresiva respuesta de James.

Jack se le quedó mirando por unos momentos, hasta que por fin accedió.

-Vamos a mi camarote –dijo.

Y mientras caminaban hacia el sitio indicado bajo la mirada de todos, la pirata y el militar se preguntaban a sí mismos qué pasaría una vez que se encontraran a solas en aquel lugar.

Jack Sparrow no se había percatado de la presencia de Beatriz en el lugar, pero pronto se llevaría aquella gran sorpresa.

Continuará...

INDICE

Comentarios