Piratas del Caribe -Fanfic- La Maldición del Anillo de la Calavera. Capítulo 11: Un Encuentro Accidentado con William Turner
Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!
PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA
Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción.
Publicado originalmente en: Fanfiction
Capítulo 11: Un Encuentro Accidentado con William Turner
El Comodoro James Norrington y el capitán del desaparecido navío "Cazador de Doncellas", Henry McKiney, se habían batido en duelo en el camarote después de que Jack huyera, rompiendo todos los muebles. Sus sentimientos también estaban combatiendo, uno muy adolorido, y el otro sintiéndose traicionado.
La pelea sólo había durado un poco más de cinco minutos, ambos mantenían el mismo nivel de destreza en el sable, pero luego, McKinley se vio superado en número al ver que varios soldados llegaban para ayudar a su jefe y tuvo que huir por la ventana, saltando a las aguas del mar y hundirse en ellas.
El Comodoro ordenó que dispararan sus mosquetes hacia el agua, pero luego de hacerlo no supieron a ciencia cierta si habían acabado con el fugitivo.
-Si está vivo, seguramente irá a buscar a Jack Sparrow –murmuró Norrington mirando por la ventana.
-¿Cómo dijo, mi Señor? –preguntó uno de los oficiales.
-Nada… -contestó-. El escape de estos dos piratas son mi culpa y mi responsabilidad. Saldremos ahora para encontrarlos y capturarlos, seguramente se marcharán a la ciudad.
-De acuerdo, Señor.
Y dando la orden de partida, James encabezó a un grupo de soldados hacia el puerto, y por consiguiente, hacia la ciudad. Ninguno de ellos sabían lo que su Señor estaba sintiendo, ninguno sabía que en su interior se estaba rompiendo su corazón en mil pedazos.
"Pagarás por haberme engañado de esa forma tan cruel, Jack Sparrow –pensaba confundido entre los sentimientos de traición y dolor-, cuando te encuentre no tendré piedad contigo".
Y mientras Norrington se marchaba con su grupo de hombres, McKinley los observa escondido desde atrás de unos toneles de madera, esperando el momento oportuno para salir de allí y comenzar con su objetivo: encontrar a Jack Sparrow.
"Ya verás cuando te encuentre –dijo, sonriendo malévolamente-, dije que serías mi mujer y así será".
Una vez con el camino libre, McKinley salió de su escondite y se dirigió hacia la ciudad en busca de su presa.
Ambos hombres querían encontrar a una misma persona por razones diferentes, ¿quién la encontraría primero?
Jack, ya en el mercado, sabía que Norrington y McKinley lo buscarían hasta dar con él (si es que no se habían matado entre ellos, cosa que lo beneficiaba por dos), así que se le ocurrió un magnífico plan (según él), y sin que nadie lo notara en el patio de una casa, se robó unas prendas femeninas.
"Ellos están buscando a una mujer vestida con ropas masculinas, pero no a una vestida como mujer. Jeh jeh jeh, soy tan inteligente". –Pensó maravillado.
La cosa era en dónde se cambiaría de ropa para no llamar la atención. Pensó en una Posada, pero si lo veían entrar con ropas de hombre y salir vestido como mujer, se lo dirían al Comodoro en cuanto estuviera allí. No, no podía arriesgarse así, tenía que buscar un lugar escondido para hacerlo.
El capitán Jack Sparrow caminó por las calles de la ciudad sin saber a ciencia cierta a dónde iría, no encontraba ningún lugar adecuado y ya eran cerca de las doce del mediodía y se moría de hambre, de pronto, se le cruzó por la cabeza ir a pedirle ayuda a Will.
-¡No, no! –exclamó sacudiendo la cabeza negativamente-. Estoy pensando estupideces, si se llega a enterar de que soy yo, se va a burlar toda la vida de mí, estoy seguro…
Entonces, el quejido de su hambriento estómago se dejó escuchar.
-Por otra parte –dijo pensativo-, si no le digo nada sobre quien soy yo, jamás se enterará de quien soy yo, por lo tanto, no corro ningún riesgo de que me reconozca y así podré disfrutar de su hospitalidad hacia una hambrienta desconocida. ¡Pero qué astuto soy!
Después de su extraño monólogo, un alegre Jack se dirigió inmediatamente hacia la casa de su amigo William Turner dispuesto a representar otro papel, uno que esperaba, no le trajera muchos problemas.
William Turner, un joven apuesto y talentoso herrero, le daba los últimos toques de arreglo a su impecable traje. Ansioso porque había quedado en verse con su querida Elizabeth para almorzar en un picnic en el campo sobre una pequeña loma verde y hermosa. El día parecía totalmente perfecto, pero había comprobado con horror que se le había hecho muy tarde gracias al haber estado muy entretenido trabajando en los últimos toques de unas espadas que iba a entregar a la armada local.
-Elizabeth me matará. –Murmuró preocupado mientras se miraba por última vez al espejo y se arreglaba el cabello.
Este muchacho había sido rescatado desvanecido cuando era un niño de un naufragio provocado por el malvado Barbossa cuando era el capitán del "Perla Negra". Gracias a la intervención de la pequeña Elizabeth, quien le quitó una moneda que llevaba atada al cuello, no lo identificaron como pirata por el capitán Norrington, Gibbs y los demás. El pequeño y huérfano Will luego fue tomado como aprendiz de herrero por un viejo bueno pero dado a la bebida. Luego de una década, y por ciertas circunstancias creadas por un pirata algo extraño y extravagante, llamado Jack Sparrow, enterándose de que su padre fue en realidad un pirata y no un mercader como le había dicho su madre, por fin le había declarado su amor a su siempre idolatrada Elizabeth, por quien había estado enamorado desde pequeño, evitando así, que ella se casara con el Comodoro Norrington.
Will, un joven buen mozo, siempre elegante vistiese lo que vistiese, alto, delgado, de enérgico y decidido caminar, inteligente y leal, muy diestro con el martillo tanto como en el arte de la esgrima, bastante sentimental y capaz de hacer cualquier cosa por sus seres queridos. Un simpático y buen muchacho que podía combinar los sentimientos y la razón en dosis precisas.
El reloj dio las doce llamando la atención del muchacho.
-¡Esta vez sí que Elizabeth va a matarme! –exclamó, e inmediatamente se lanzó hacia la puerta de salida, pero en cuanto la abrió, una desconocida mujer cayó desmayada a sus brazos, dejándolo muy asombrado.
El plan de Jack había salido a pedir de boca, ya que Will hizo exactamente lo que esperaba, ayudarlo. Fingiendo que perdía el conocimiento, había logrado una comida y un lugar para cambiarse de ropa asegurados. Así que, comenzaba otra actuación.
Lentamente abrió los ojos y su mirada pareció perdida y confundida hasta que se encontró con el preocupado rostro de su amigo.
-¿Está usted bien, señorita? –preguntó al verla que se despertaba.
-… Creo que sí… -respondió mientras se llevaba una mano a la cabeza y fingía un dolor de cabeza-. ¿En dónde estoy?
-Está en mi casa. ¿Puede contarme lo que le pasó?
-Claro –asintió dócilmente-. Unos piratas que traficaban con mujeres me raptaron desde las colonias y me encerraron con otras mujeres. Luego de varios días de maltrato, fuimos rescatadas por una flota inglesa que nos desembarcó en este lugar.
Hizo un silencio conmovedor antes de seguir, Will estaba expectante.
-Pero ahora no tengo a dónde ir, estoy sola y desamparada… ¡No sé qué hacer! –Y el incorregible Jack, fingió un doloroso llanto que conmovió al joven profundamente.
William estaba impactado por aquella bella y joven mujer de unos cuantos años más que él. Era totalmente frágil, de hermosa figura, casi inocente… Ella necesitaba su ayuda y él se la daría, porque él era un perfecto caballero. Y sin quererlo, se olvidó de su querida novia.
Luego de que se hubieran presentado, (Jack dio un nombre falso), el engañado muchacho le proporcionó comida caliente y refugio como Jack lo había planeado, pero era claro que no podía quedarse allí todo el día, pues tarde o temprano llegaría el odioso Norrington que adivinaría con exactitud que él se encontraría allí oculto, por lo tanto, se tenía que marchar lo más pronto posible.
-Necesito cambiarme de ropa antes de marcharme –dijo de pronto.
-Pero no es necesario que se vaya tan rápido –protestó Will-, puede quedarse aquí todo el tiempo que quiera.
-Tengo que irme –replicó esta vez con más energía-, no me gusta ser una carga, y…
-Usted no es una carga para mí –negó con la cabeza, testarudo-, con gusto la recibo en mi casa.
-Pero tu novia se molestará, ¿Porque tienes una novia, verdad? –el capitán del Perla se estaba cansando de fingir.
-Sí, pero ella entenderá.
"Muchacho tonto –pensó Jack muy molesto-, justo ahora se pone testarudo. Pero bueno, ya sé lo que haré, le diré que me quedaré aquí, y en cuanto pueda cambiarme, me escaparé antes de que descubra quién soy".
-Me quedaré si me das una habitación en dónde cambiarme de ropa, odio la ropa de hombre, es incómoda –mintió.
-Puede ir allí detrás, luego de que esté lista buscaremos en cuál habitación de la casa se alojará. –Dijo indicando unas viejas cortinas verdes, cuyo fin eran de hacer de puertas de una despensa.
-Muchas gracias –dijo la mujer, e inmediatamente descorrió la cortina, entró allí y comenzó a desvestirse ante un atónito muchacho, dejando a la vista una sensual espalda morena.
-¡No olvide cerrar la cortina! –exclamó Will súper nervioso y rojo como un tomate mientras se daba la media vuelta para no seguir mirándola.
-¡Demonios! –exclamó Jack cerrando las cortinas y dándose cuenta de la torpeza que había cometido, pues como hombre que era realmente, se había olvidado de que las mujeres eran pudorosas.
-¿Demonios? –repitió el joven Turner algo extrañado. Había creído que aquella mujer era una dama, pero quizás sólo era una simple mujer de clase baja.
Aún así, el muchacho no podía quitarse de la cabeza la imagen de aquella hermosa figura femenina ni la dulce feminidad de su invitada, ¡hasta le parecía más atractiva que Elizabeth! Will sacudió la cabeza al cruzársele ese pensamiento, pero aún así se prometió a sí mismo velar por aquella inocente y sufrida dama.
Mientras tanto, Jack aprovechaba para robar algunos alimentos de la alacena para el viaje y meterlos en un saco que había encontrado.
-¿La trataron muy mal esos piratas? Escuché que fue al barco "Cazador de Doncellas" quien Norrington capturó. –Preguntó Will curioso.
De repente, Jack sacó la cabeza por la cortina verde y dijo sin poder controlar su genio:
-Se dice "Navío", no barco, "navío", creí que lo sabías.
-¡¿Jack?! –exclamó el muchacho dándose vuelta para mirarla muy sorprendido al reconocer a su amigo por aquella frase-. ¡¿Eres tú?!
-¡Ups! –el mencionado quiso pegarse un tiro por su tonto descuido, pero antes de que pudiera responder algo en su defensa, algo sucedió:
En ese instante, la puerta de salida al patio se abrió dándole paso solamente al Comodoro Norrington, quien había mandado a sus hombres hacia otra dirección, pues había preferido ir solo ante el posible encuentro con Jack Sparrow.
-¡¡Por fin te encuentro, Sparrow, sabía que te encontraría aquí!! –exclamó triunfante-. ¡¡Pagarás ya mismo lo que me hiciste!!
Y acto seguido, sacó su espada y se abalanzó ante los tomados por sorpresa Will y Jack. Gracias al impacto sorpresivo de las palabras de la supuesta mujer y de la repentina aparición y aseveración de James Norrington, William había quedado tan asombrado que apenas pudo reaccionar, pero con tan mala suerte, que tropezó con la bolsa de lona de Jack y cayó de bruces hacia la alacena ante un desparramo de cortinas verdes, cayendo pesadamente sobre su semi vestida huésped, quedando justo con la cara metida entre los bien desarrollados pechos de la mujer.
Norrington estaba como petrificado al ver todo lo sucedido, pero quien se llevó una mayor y desagradable sorpresa, fue la persona recién llegada menos indicada para ver aquella escena: Elizabeth Swann.
-¡¿Pero qué es lo que está pasando aquí?! –exclamó con los ojos desmesuradamente abiertos.
Continuará...
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