Piratas del Caribe -Fanfic- La Maldición del Anillo de la Calavera. Capítulo 18: El "Perla Negra" al Rescate
Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!
PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA
Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción.
Publicado originalmente en: Fanfiction
Capítulo 18: El "Perla Negra" al Rescate
La batalla comenzó sin titubeo alguno, los cañonazos se hicieron sentir a kilómetros de distancia, una lucha sin cuartel por tan sólo un motivo: Jack Sparrow.
-¡¡Ataquen con todo lo que tengan!! –Gritó Gibbs dándole las respectivas órdenes a sus subordinados a bordo del navío "Perla Negra"-. ¡¡Recuerden que hacemos esto por nuestro capitán!!
-¡¡SÍ!! –asintieron todos mientras que, sin dudarlo, cargaban los cañones y efectuaban sus respectivos disparos sobre el barco árabe.
Gibbs trataba de infundirles valor, ya que el enemigo había comenzado a utilizar sus artimañas psicológicas sobre ellos, y era muy difícil sobreponerse a ellas si no había alguien que les estuviera recordándoles que todo aquello era una vil manipulación, volviéndolos a la realidad.
-¡¡No se acobarden!! –Seguía gritando, tratando él también de no caer en la ansiedad-. ¡¡Recuerden que todo eso es un truco!!
El barco árabe había desplegado sus engaños psicológicos haciéndole ver a su enemigo que en vez de una sola embarcación, había docenas de ellas, tripuladas por feroces negros árabes que parecían no tener piedad alguna, pero aún así, los piratas no caían en pánico y luchaban con todo lo que tenían para lograr así el abordaje del barco árabe y así poder rescatar a su capitán.
Mientras tanto, en la precaria celda en dónde habían encadenado a Jack, éste estaba cada vez más excitado con la batalla que se estaba dando afuera.
-¡Maldición! ¡Rayos! ¡Si tan sólo estuviera allí afuera…! –exclamó sobresaltado, pero inmediatamente volvió a hablar, pero en voz baja:
-Me tomaría un montón de botellas llenitas con delicioso ron… ¡Ah! Cuanto extraño su sabor…
Estaba como en el paraíso pensando en su tan amado elíxir, que un terrible cañonazo lo sobresaltó, e inmediatamente una bala de cañón atravesó el casco del navío árabe justo al lado de nuestro capitán.
-¡Qué diabl…! –apenas pudo decir mientras era bañado por un buen chorro de agua salada de mar.
Después de escupir por unos momentos, notó que el caso del barco estaba haciendo agua y pronto comenzaría a inundar toda la bodega. Al ver que aquella situación podría pasarse por agua, Jack comenzó a forcejear una vez más sus ataduras de hierro, pero nada podía hacer, esta vez estaba muy bien asegurado. Pero de repente, y sin que se lo imaginara siquiera, una segunda bala de cañón atravesó una vez más el estropeado casco y provocó otro gran agujero, por dónde también se filtraba a chorros el agua marítima, mojando por consiguiente a su prisionero.
El capitán Jack Sparrow, con las manos encadenadas a lo alto de su celda, con los dos agujeros hechos por los cañonazos del barco atacante a cada lado de su ser, por dónde entraban enormes chorros de agua mojándolo e inundando el lugar, se veía en grandes aprietos gracias a sus rescatadores, claro, si eran ellos en verdad, pues bien podrían ser otros piratas o alguna armada real.
-¡¡Marineros de agua dulce!! –gritaba entre enojado y desesperado-, ¡¡Will!! ¡¡Elizabeth!! ¡¿Acaso piensan ahogarme antes de rescatarme?!
Y mientras seguía protestando, volvió su rostro hacia uno de los agujeros, y mayor fue su sorpresa al reconocer a su querido y amado navío: el "Perla Negra".
-¡Muchachos! –exclamó lleno de felicidad y lágrimas de cocodrilo en sus ojos-, ¡Gibbs!, ¡Cotton!, ¡Ana María! ¡El perico parlanchín y el enano cuyos nombres no recuerdo ahora! ¡Todos ustedes vinieron a rescatarme!
Pero apenas terminó de decir todo esto, una tercera bala de cañón entró por uno de los agujeros y pasó rasante al lado de la celda del pirata y dio de lleno contra la otra pared, destrozándola.
-¡Al demonio con todos ustedes! –Gritó, de muy mal humor-. ¡¿Vinieron a matarme o a salvarme?! ¡Partida de tontos!
Y mientras nuestro querido pirata protestaba ante la incapacidad de sus hombres y el lugar en dónde estaba prisionero comenzaba rápidamente a llenarse de agua, la dura batalla continuaba afuera.
Los dos navíos atacaban con todas sus fuerzas, a veces parecía que era el barco árabe quien llevaba las de ganar, pero otras veces era el "Perla Negra" quien sacaba ventaja. Aunque ambos recibían terribles daños, ninguna de las dos tripulaciones cedería ante la derrota.
Abdul, al ver que de nada le servía aquel simple truco contra la gente del "Perla", procedió a utilizar trucos mucho más atemorizantes, como ser mujeres arqueras aladas que lanzaban flechas incendiadas (que supuestamente prendieron fuego las velas negras del navío enemigo), grandes serpientes marinas dispuestas a destruir cada cañón enemigo, sus típicos esqueletos armados con escudos y espadas, etc. Que poco a poco empezaron a atemorizar a la tripulación del barco pirata caribeño.
-¡¡Nos hundimos!! ¡¡Nos hundimos!! –repitió el guacamayo azul de Cotton dando a entender que la situación se estaba poniendo en contra de ellos, ya que las visiones eras cada vez más convincentes y comenzaban a confundir a los tripulantes del "Perla".
-¡¡No se dejen engañar!! ¡¡Peleen!!–gritaba un histérico Gibbs al ver que sus hombres comenzaban a perder el control.
Como había ocurrido antes con Port Royal, la realidad y la fantasía se entremezclaban confundiendo la situación real en que se encontraban. Varios hombres del "Perla Negra" habían caído ante las flechas de los arqueros, las velas negras del barco pirata estaban incendiadas, y parecía que los enemigos jamás se acabarían. Todo parecía estar perdido para la tripulación de Jack Sparrow, ya que todos comenzaron a entrar en pánico y dejaban de luchar, completamente asustados.
En uno de los mástiles del barco, Henry McKinley se encontraba atado con fuertes sogas, maldiciendo su mala suerte, asustado ante los proyectiles incendiarios que lanzaba el enemigo y ante aquellas visiones terroríficas.
-¡Maldita sea! ¡Todo esto es culpa del tonto de Jack Sparrow! –exclamaba.
Pero entonces, un personaje ataviado como un pirata, como un capitán, hizo su aparición desde el camarote del capitán Sparrow, caminó tranquilamente hacia McKinley y se paró ante él, observándolo.
-Tienes mucha razón de que todo esto sea culpa de Jack, Henry –dijo-, pero para parar esto, primero tenemos que liberarlo.
-¡Espero que sepas lo que haces, maldito! –le gritó.
-Tranquilízate, todo está bajo control.
Y dicho esto, se dirigió entonces hacia un preocupadísimo Gibbs, portando un frasco con un líquido muy extraño. Cuando llegó a su destino, le dijo:
-Gibbs, toma esto y lánzalo con fuerza al suelo, ya sabes lo que eso provocará, eso me dará tiempo para actuar. –Ordenó mientras le alcanzaba el frasco.
-¿Acaso usted irá a rescatar a Jack? –preguntó extrañado el aludido mientras tomaba dicho objeto.
-Así es, ya es el momento –contestó mientras sonreía de una manera un tanto malvada.
Minutos después, Gibbs arrojó al suelo el frasco que les había entregado tía Dalma, rompiéndolo en mil pedazos. Inmediatamente después, un espeso humo verde comenzó a emanar del líquido esparcido sobre cubierta y comenzó a expandirse por todo el lugar, por sobre todas embarcaciones, eliminando toda ilusión producida por el enemigo y dejando al descubierto al verdadero barco, en dónde Jack se encontraba prisionero.
Todos en el "Perla Negra" se quedaron realmente sorprendidos por ver que lo que creían verdadero, era casi completamente falso, algunos compañeros suyos no habían muerto en realidad, ni todas las velas del navío estaban incendiadas, ni tampoco habían cien barcos enemigos atacándolos, sólo había uno, con sólo unos cuantos tripulantes. Todo había sido una engaño, les hicieron ver cosas que realmente no existían.
-¡¡Allí están!! ¡¡Aquel es el verdadero barco!!–Exclamó Gibbs a los demás tripulantes-. ¡¡Ataquen con todo!! ¡¡Por nuestro capitán!!
-¡¡POR NUESTRO CAPITÁN!! –exclamaron todos con nuevas energías renovadas y se lanzaron entonces nuevamente ataque para intentar abordar el navío árabe.
Y mientras todos los piratas reiniciaban su acometida, Abdul estaba que hervía por haber sido descubierta su treta, ahora sería mucho más difícil llevarse la prisionera hasta su amo, el Shake, Alí Tel Aviv. ¿Cómo habían hecho para romper el poderoso hechizo? Tan preocupado estaba el árabe por pensar en lo que haría ahora, que no se había dado por enterado de que un polizón había subido a bordo por el otro lado lateral del barco, yendo directamente hacia la bodega para rescatar a Jack mientras eliminaba a diestra y siniestra a quien se le atravesaba en su camino.
A todo eso, el tan buscado prisionero estaba con el agua de mar hasta el cuello, a punto de ahogarse gracias a la incompetencia de sus hombres. Poco a poco, el agua comenzó a llegarle hasta cerca de su boca, entonces, el pirata subió su rostro todo lo posible y comenzó a estirar sus labios todo lo que pudo para evitar ahogarse y tomar todo el aire posible para sus pulmones para así aguantar todo lo posible si es que alguien llegaba a rescatarlo justo a tiempo.
-Juro que… ¡glups! ¡Glu! Voy a matar a esos desgraciados si es que llego a salir con vida de esto… ¡Gluh! –protestaba a medio ahogarse.
Y así estaban las cosas para nuestro ya histérico protagonista que de repente escuchó que alguien abría la puerta y bajaba tranquilamente por los pocos escalones secos que quedaban. No era Abdul, ya que este usaba babuchas en vez de botas, ¿quién sería?
Entonces, algo pequeño se lanzó al agua y fue nadando hasta donde se encontraba Jack, era un monito malcriado vestido de pirata.
-¡Jack! ¿Eres tú? –preguntó el igualmente llamado Jack, totalmente sorprendido al verlo frente suyo.
-¡Iiiiih! ¡Iiiih! –respondió el animalito mostrándole los dientes en señal de disgusto.
-Sí… -dijo el pirata también con cara de disgusto-, a mí tampoco me da gusto verte, mono apestoso.
-Simpático como siempre, Jack Sparrow –oyó decir la voz de alguien bien conocido.
-¡Barbossa! ¿Eres tú? –Preguntó realmente sorprendido-, ¿cómo es qué…?
Y entonces, desde el escalón que quedaba al borde del agua, el mencionado pirata se colocó en cuclillas para ver mejor a su eterno rival en el asunto del pillaje.
-Como siempre, nunca puedes mantenerte alejado de los problemas, ¿verdad, "Jacky"? –Dijo sonriente mientras mordía una manzana verde, su fruta favorita.
Continuará...
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