Piratas del Caribe -Fanfic- La Maldición del Anillo de la Calavera. Capítulo 8: El Comodoro Norrington Salva el Día y se Enamora
Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!
PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA
Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción.
Publicado originalmente en: Fanfiction
Capítulo 8: El Comodoro Norrington Salva el Día y se Enamora
Mientras tanto, Henry McKinley por fin pudo reponerse del tremendo golpazo que Jack le había propinado con la puerta. Estaba completamente enfurecido, jamás una mujer lo había humillado de esa manera, ¡pero ya vería aquella cuando la atrapara! La batalla que estaba dando a lugar y la derrota inminente que se veía venir ya no le importaban, sólo le importaba atrapar a Jack y hacerle todo lo que le haría a una mujer de verdad.
En cuanto por fin pudo ponerse en pie y extender su mano para abrir la puerta, ésta se abrió de repente y un grupo de mujeres lideradas por Jack Sparrow, le lanzaron una pesada lona encima que encontraron abajo y lo derribaron al suelo para luego dirigirse hacia la otra puerta que conducía hacia la sala de los cañones, sólo Jack se quedó junto a terriblemente enfurecido capitán McKinley, quien había rasgado la sucia lona con su cuchillo y logrado ponerse en pie.
Ambos capitanes se miraron por unos momentos, mientras tanto se escuchaban las detonaciones de cañones y mosquetes, gritos y la imperiosa voz del Comodoro Norrington ordenando el abordaje a sus hombres.
-Ya todo terminó –le dijo Jack-, ríndete.
-Eso jamás –respondió Henry testarudo mientras alzaba amenazadoramente su sable-. Primero tengo que acabar contigo.
-Pero que cabeza dura eres –replicó mientras volvía a sacar su espada, dispuesto a defenderse-. Debes saber que nadie pudo ponerle una espada encima al invencible capitán Jack Sparrow.
-Eso está a punto de cambiar… -dijo el otro, quien, sin dudarlo un segundo, se lanzó en un instante sobre su adversario.
Jack respondió defendiéndose lo mejor que pudo, ya que la furia de McKinley era tan grande como el poder de sus golpes de espada. Nuestro capitán estaba asustado, con la fuerza femenina de su nuevo cuerpo era incapaz de mantener el ritmo violento del combate al que era sometido, sólo podía escaparse más que de costumbre, hacer piruetas y utilizar toda cosa que estuviera a su alcance como arma de defensa, ataque o huída.
En un momento de la pelea, el capitán del derrotado "Cazador de Doncellas", derribó a Jack con un rápido barrido de pies, provocando que la mujer cayera de espaldas al suelo, quedando un tanto aturdida.
-¡Te tengo! –festejó McKinley al mismo momento en que se agachaba para clavarle el sable en el pecho, pero Jack fue rápido y listo, así que utilizando una de sus piernas, empujó a su adversario con toda la fuerza que pudo, logrando derribarlo y lanzándolo contra un tonel de manzanas, en dónde se estrelló.
Aprovechando el pequeño incidente de su ex amigo, Sparrow se levantó y salió disparado hacia el otro lado del barco, en dirección al timón, para controlarlo y facilitar la captura de la nave. Ya no es escuchaban los cañonazos del "Cazador de Doncellas", así que supuso que las mujeres habían logrado con su cometido. Mientras corría hacia el mando del navío, Jack tubo que enfrentarse contra algunos piratas que se le interpusieron en su camino a los que evadió con espadazos, algunas volteretas, y evasiones cómicas, hasta tiró a uno por la borda. Cuando por fin pudo llegar al timón y encargarse del tipo quien lo maniobraba con un fuerte golpe con el puño de su sable, el capitán Jack Sparrow por fin tenía el objeto deseado entre sus manos y hacer de él lo que quisiera. Pensaba estropearlo, pero…
-¡¡Acabaré contigo, Jack Sparrow!! –gritó Henry McKinley al borde de la locura al mismo tiempo que reaparecía blandiendo peligrosamente su espada en contra de Jack, quien apenas pudo esquivar el ataque, y cuyo golpe cayó directo sobre el timón, destrozando parte de él.
-¡Oye! –dijo Jack un tanto molesto- ¡Mira lo que has hecho! ¡Destrozaste el timón! ¡Hiciste lo que yo quería hacer! ¿Sabías que eres más fastidioso que un dolor de muelas? –Luego se puso pensativo y agregó:
-¿O será tan molesto como un mosquito?
-Gggrrrrrrrr… ¡¡CÁLLATE DE UNA VEZ!! –exclamó ya totalmente enfurecido, enloqueciendo de ira. -¡¡VOY A REBANARTE COMO A UN PEDAZO DE PAN!!
-Prefiero como a un tocino, es más rico.
-¡¡CÁLLATE DE UNA VEZ!!
Y así comenzó otra vez la pelea que nada tenía que ver con lo que ocurría a su alrededor.
Mientras tanto, los hombres del Comodoro abordaron el navío pirata y comenzaron a pelear en contra de algunos de los piratas que todavía querían defenderse y presentar batalla, pero prontamente fueron vencidos de uno en uno. El Comandante James Norrington observaba todo aquello desde su otro navío, parado cerca del timón y del hombre que estaba encargado de maniobrarlo. Estaba concentrado en la batalla de sus hombres, pero pronto, algo llamó la atención del Comodoro: una mujer peleando frenéticamente contra el quien parecía ser el capitán del barco pirata.
Las cosas se estaban poniendo muy peligrosas para nuestro pirata protagonista, la furia incontrolable de McKinley era una fuerza poderosa contra su débil brazo femenino, y por poco, en varias ocasiones durante la pelea, estuvo a punto de partirlo en dos. Jack necesitaba con urgencia alguien que lo ayudara.
Miró a su alrededor y notó que varios soldados ingleses estaban como fascinados mirando la pelea que mantenía con Henry McKinley, pero ninguno de ellos hacía el mínimo asomo de movimiento para ayudarlo.
-¿Y así se hacen llamar caballeros? –murmuró molesto mientras trataba de seguir luchando.
Pero luego, mientras huía de su enemigo, Jack pudo ver a Norrington en el navío de guerra que era justo el que había abordado el barco pirata, por consiguiente, se encontraba al lado de la mencionada nave, así que trató de aprovechar al máximo la presencia de su otro enemigo a su favor. Haría que él lo ayudara.
Jack Sparrow saltó hacia la barandilla del barco y tomó una de las gruesas sogas que colgaban de los palos de los mástiles y se lanzó hacia el otro barco, soltándose luego para caer de pie sobre la cubierta de dicha nave de guerra. Frente a él, a unos cuantos metros de distancia, estaba el Comodoro Norrington, y ambos se miraron a los ojos, lleno de desesperación uno, y lleno de sorpresa el otro.
-¿Me podrías ayudar? –pidió apresuradamente la extraña mujer.
James Norrington no pudo pronunciar palabra alguna, la aparición tan repentina de una dama tan irrealmente salvaje lo había tomado por sorpresa.
Las últimas maniobras de Jack no pasaron desapercibidos por el capitán Henry McKInley, quién también utilizó una soga y se balanceó con fuerza hasta aterrizar en la cubierta del barco enemigo, dispuesto a dar caza a su escurridiza presa.
Como él había caído cerca de dónde había aterrizado Jack Sparrow, Henry se encontró frente a frente con Jack y el Comodoro, lo que hizo que los tres se miraran en silencio por unos momentos.
-¿Así que ahora buscas la ayuda de quien juró llevarnos a la horca, Jack? –le preguntó lleno de ira.
-¿Jack? –repitió James extrañado.
Jack Sparrow no sabía que decir, pero el sorpresivo ataque de McKinley lo salvó de dar una explicación.
Como aquel ataque fue tan de repente, Jack sólo tubo tiempo de dar un brinco hacia delante, con tan mala suerte, que tropezó torpemente y cayó encima del Comodoro Norrington, derribándolo al suelo y él cayéndosele encima.
Sólo fueron unos segundos, pero con el sólo hecho de que aquella mujer desconocida llena de una fuerte personalidad cayera sobre él, lo perdió por completo.
Sus rostros se encontraban muy cerca y James pudo sentir su agitada respiración sobre él, notó la ruda belleza de sus facciones femeninas, su piel dorada por el sol, sus hermosos senos apenas ocultos por la vieja camisa. Era delgada y poseedora de una fina cintura que ahora sus grandes manos sostenían. Aquella mujer era simplemente hermosa, una belleza casi salvaje, indomable y libre como el mar. Y así fue, como el rígido Comodoro James Norrington, se volvió a enamorar.
Con aquella espantosa visión frente a sus ojos, (Jack sensualmente encima del Comodoro), Henry McKinley terminó por fin de perder los estribos de su cordura.
-¡¡MALDIA MUJERZUELA TRAIDORAAA!! –exclamó enfurecido.
Jack se volvió para mirarlo y entonces, sin quererlo, puso sus pechos muy cerca del rostro de Norrington, quien se puso muuuuyyy colorado ante tal excitante muestra de un par de bellos atributos femeninos.
-¡¡TE MATAREEE!! –gritó Henry muy frustrado y completamente celoso, blandió su sable en contra de Jack Sparrow, pero un rápido movimiento del Comodoro, quien por fin pudo dominarse, hizo a un lado a la atacada y sacando su espada, bloqueó el ataque y rápidamente barrió a su enemigo con su pie, haciendo que éste cayera pesadamente al suelo.
El Capitán Henry McKinley trató de incorporarse para seguir con su atropellado ataque, pero pronto fue rodeado por varios soldados y comprendió que ya nada podía hacer, así que se rindió bajando su sable.
-Dime ahora qué vas a hacer con ella –dijo mientras los soldados lo apresaban-, también es un pirata.
-Por cierto que no la dejaré junto a ti ni tampoco junto a tus hombres –respondió sin inmutarse. –Ella se quedará conmigo en este barco.
Rápidamente, Sparrow se colocó frente al Comodoro y lo corrigió seriamente:
-Navío, es navío. No Barco.
James lo miró directamente a los ojos, con una fijeza tal que nuestro capitán prefirió cerrar la boca y colocarse a su lado, como si nada hubiera dicho.
Pero aún así, Jack estaba sorprendido. ¿Por qué querría Norrington que se quedara junto a él? Algo parecía no andar bien.
Y mientras los hombres que habían quedado con vida del navío pirata capturado eran llevados hacia sus celdas, y las mujeres rescatadas eran enviadas a otro de los barcos de combate ingleses, Jack Sparrow se quedaba a bordo del mismo navío junto a su más ferviente enemigo: el Comodoro James Norrington.
Continuará...
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