Piratas del Caribe -Fanfic- La Maldición del Anillo de la Calavera. Capítulo 10: El Hombre que Odio en la Mujer que Amo
Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!
PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA
Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción.
Publicado originalmente en: Fanfiction
Capítulo 10: El Hombre que Odio en la Mujer que Amo
La pequeña flota inglesa de guerra constituida por tres navíos, tocó puerto a las cinco de la mañana en Port Royal.
Mientras tanto, Jack Sparrow era lo suficientemente osado y pervertido como para no tener que pensar dos veces en la falta moralidad de su plan, sólo le interesaba escaparse de allí, reunirse con su gente en el Perla y tratar de romper el hechizo, y nada más.
A las seis de la mañana ya tenía todo preparado, (por cierto, le costó horrores tener que levantarse temprano), pero creía que Norrington era de aquellos que madrugaban temprano, así que lo engañaría, se vengaría, lo utilizaría y luego huiría de allí. Tenía todo fríamente calculado y suponía que nada iba a estropearle el plan, absolutamente nada.
Media hora más tarde, y como Jack lo había supuesto, el Comodoro Norrington quiso verlo, ¡pero en su camarote! Eso sí que nuestro pirata no lo había planeado, ya que su plan consistía en tratar de "seducirlo", tirarlo a la tina con agua sucia (para vengarse del baño que tubo que darse), atarlo, y luego utilizarlo como rehén para escapar del navío, pero el tener que ir al camarote del odioso Norrington estropeaba todos sus malévolos planes.
"Y bueno… -pensó Jack encogiéndose de hombros-, ya veremos lo que pasa, mientras no se ponga loco como Henry…".
El soldado que fue a buscarlo lo condujo hasta dicho camarote, y tras su llamado en la puerta, el Comodoro Norrington dio el permiso de que pasaran. El extraño caminar un tanto oscilante de la prisionera, le llamó la atención, le hizo recordar a alguien, pero no podía saber con exactitud a quién.
-Desátala –ordenó, e inmediatamente, no sin alguna duda, el soldado obedeció.
Una vez que la hubo desatado y el soldado los hubiera dejado solos he hiciera guardia afuera, Norrington decidió de una vez por todas, decidir lo que haría respecto a la prisionera.
Y sin que él se lo indicara, dicha prisionera tomó asiento y colocó sus pies sobre la mesa, y, "sin querer", tiró un tintero y desparramó todo su contenido sobre algunas cartas marítimas, también sobre el fino traje del Comodoro Norrington, haciendo que este se levantara de un brinco de su silla para mirarse el traje arruinado.
-¡Uy! Lo siento. –Dijo Jack sin ni siquiera sentir una pizca de culpabilidad.
"Eso va por haberme obligado a bañarme" –pensó con malicia satisfecha.
-No…, importa –respondió James mientras volvía a sentarse, pero en vez de comenzar con la conversación, se le quedó mirando como si estuviera en la luna, lo que hizo poner un tanto nervioso al capitán Sparrow.
-Esteee, ¿no quería usted decirme algo? –preguntó.
-¿Quién? ¿Yo? ¡Ah! ¡Sí, sí! –respondió como si lo hubieran despertado de un sueño.
"Parece un completo idiota –pensó Jack burlonamente-. Creo que voy a divertirme un rato con él".
-Tiene que saber que cuando lleguemos a Port Royal, usted será ejecutada en la horca –respondió velozmente el Comodoro, como si él mismo no quisiera escuchar sus propias palabras.
-Ya lo sabía –comenzó la gran actuación de Jack Saprrow, bajando los pies de la mesa y mostrando un semblante lleno tristeza y resignación-, desde que me obligaron a seguir este camino sabía que mi vida terminaría trágicamente…
-…-Norrington no supo qué decir, estaba sorprendido, jamás se hubiera imaginado una respuesta así, tan sincera.
Jack continuó con su farsa.
-Siempre quise ser una esposa devota y una madre ejemplar, pero el destino nunca te da lo que quieres –se levantó y lentamente se dirigió hacia la ventana para mirar tristemente por ella-. Mis padres murieron cuando yo apenas era una niña de cuatro años, unos piratas abordaron el barco en que ellos viajaban y mataron a casi todos los pasajeros. Sólo me perdonaron a mí y a otros niños, pero con el tiempo, y después de la dura vida que tuvimos que vivir entre esos piratas, nosotros también nos convertimos como ellos al no saber cómo ganarnos la vida.
Si en esos tiempos se hubiesen entregado premios por la mejor actuación, Jack los hubiera ganado todos con su interpretación de una mujer buena y marginada, herida por el destino.
-¡No sabe usted cómo me hubiera gustado vivir una vida normal…! Pero ahora es demasiado tarde y tengo que pagar por mis crímenes, ya no hay más esperanzas para mí…
-Todo eso son mentiras –exclamó Norrington seriamente, casi sin mostrar expresión alguna como buen inglés que era.
-… –Jack se preocupó, ni siquiera se atrevió a volverse para mirarlo, pero estaba listo para emprender una veloz huida si era necesario.
Lentamente, James se acercó hasta la sufrida mujer y se paró detrás de ella, permaneciendo en silencio por unos momentos.
"Me atrapó –pensó-. Tendría que haberme imaginado que jamás podría engañar a alguien tan inteligente como él".
Pasaron unos segundos antes de que el Comodoro volviera a hablar.
-Yo, te… dejaré escapar –dijo al fin. Por primera vez en su vida, James Norrington, dejó que sus sentimientos hablaran más fuerte que su razón. Ahora sabía muy bien lo que tenía qué hacer, aunque eso significara sacrificar toda su vida.
-¿Eh? –se asombró Jack al escucharlo. Lo había engañado finalmente, pero jamás se hubiera imaginado que el duro y estricto Comodoro le permitiera escapar a un pirata tan fácilmente.
-Tienes que irte antes de que me arrepienta –continuó James un tanto nervioso para luego darse la media vuelta y caminar unos pasos, con la mirada hacia abajo, aún luchando consigo mismo. –Ya sabe que soy un militar al servicio de la corona inglesa, y he jurado eliminar a todos los piratas que navegan por estos mares… Lo que estoy haciendo, está… en contra de todas mis creencias.
Auque Sparrow podría haber dejado las cosas hasta allí y marcharse, estaba totalmente impresionado por el cambio de actitud del Comodoro, su perversidad le pedía a gritos seguir engañándolo, para saber hasta dónde podrían llegar las acciones de un hombre que estaba prácticamente postrado a sus pies. Jack no era vengativo, pero era tan atrevido que no podía dejar escapar la mejor oportunidad de hacer sufrir a uno de sus enemigos. Para nuestro capitán, sólo era un juego, y el Comodoro Norrington era una marioneta, y además, él jamás sabría quien era en realidad aquella mujer que tenía ante él, por lo tanto, no había peligro en seguir engañándolo.
Con una audacia y falta de moralidad increíbles, Jack Sparrow se dio media vuelta y caminó hacia Norrington hasta tenerlo tan cerca, parado tras sus espaldas, que tan sólo unos centímetros los separaban. Por supuesto que no quería tocarlo, pues a pesar de tener la apariencia de una mujer, Jack seguía siendo uno hombre en su interior. No era de su agrado tocar afectuosamente a otro se su propio género.
-Pero –dijo-, ¿qué haré de mi vida? ¿Quién cuidará de mí? Yo no quisiera seguir siendo una cruel pirata, sólo quiero vivir una vida normal, con un querido esposo e hijos a quienes amar…
-Yo no puedo hacer nada –dijo el aludido fingiendo serenidad y dureza a pesar de sentir su corazón latiendo con suma velocidad. Trató de no volverse, para no tener que mirar sus ojos suplicantes.
Divertido con lo que veía, Jack decidió dar un paso más osado.
-Pero yo pensé que usted me acompañaría. Pensé que sentía algo por mí… porque yo… me enamoré de usted la primera vez que lo vi y no me iré hasta que acepte escaparse conmigo.
Y mientras nuestro cruel amigo se reía por dentro, pensando en rechazarlo apenas se le declarara, James recibió impactado las dulces palabras de aquella mujer. ¡Resultó que ella también lo amaba! ¿Sería a caso capaz de dejar una comisión tan bien remunerada por una completa desconocida, culpable de haber robado su corazón? ¡Podría ser feliz al fin con una mujer que lo amaba! Podría tener hijos y hasta otro trabajo si era necesario. Sí, ella lo valía, valía cualquier sacrificio.
Todo sucedió tan de repente, que nada le dio tiempo a Jack para reaccionar. Norrington, impulsado por sus sentimiento, se había dado vuelta velozmente y lo había tomado por la cintura con ambos brazos.
-Acepto escaparme contigo, porque yo también te amo.
Y lo besó.
Con los brazos moviéndolos frenéticamente, los ojos terriblemente abiertos y tan pálido como un muerto, el capitán (capitana) Jack Sparrow no podía creer lo que estaba ocurriendo. ¡Norrington lo estaba besando! Auque sentía un asco enorme, no podía soltársele, los brazos que lo sujetaban eran muy fuertes.
"¡¡No me merezco esto!! ¡¡No me merezco esto!! ¡¡Buuuaaaah!!" –pensaba desesperado, y cuando estaba a punto de romperle la cabeza con un candelabro que había podido recoger de una mesita que estaba cerca suyo, la puerta del camarote fue abierta con tanta violencia, que hizo que la atención del Comodoro se fijara en la persona que acababa de entrar y lo soltara, así que como un rayo, Jack Sparrow corrió hacia la ventana, la abrió, y comenzó a vomitar. Aún sin poder creer lo que le había pasado.
Ante un sorprendido Comodoro James Norrington, un hombre enloquecido por la furia de los celos, hizo su aparición: el ex capitán del "Cazador de Doncellas", Henry McKinley, quien había logrado escaparse de su prisión, acabar a quien quiso detenerlo en el camino hasta poder dar con el paradero de su escurridiza presa.
-Lo felicito, Comodoro Norrington –dijo con un tono entre burla y enojo-, acaba usted de besar a uno de sus peores enemigos: el capitán Jack Sparrow.
-¿C-cómo? –no podía creer lo que estaba escuchando, pero enseguida se repuso y replicó:
-¿Me crees un idiota? ¿Crees que me voy a creer esa tontería? Tú sólo quieres hacerle daño y no te lo permitiré… ¡Prepárate para combatir! –exclamó valerosamente sacando su sable, dispuesto a defender el mancillado honor de su "novia".
-¡Eres un ingenuo estúpido! –respondió el otro también con espada en mano, dispuesto a batirse en duelo contra quien había logrado atrapar primero al escurridizo Sparrow.
-¿Acaso no notaste sus ropas? Siempre usa lo mismo. ¿Y no viste su brújula? ¡Con sólo verlo caminar tendrías que haberte dado cuenta de que era Jack Sparrow! Lo compré por casualidad a un grupo de bandoleros. Él me contó que por culpa de un anillo que encontró en la isla del Cuello Torcido se convirtió en una mujer. Supongo que lo viste pelear, ¿o no? Sin duda es él, y tú acabas de besarlo… ¡Jah jah jah! Pero he de suponer que también fue bastante desagradable para él… ¡Jah jah jah!
Por supuesto que James no creía una sola palabra de lo que le había dicho aquel lunático, pero recordó que cuando en el final de la batalla, cuando los tres se habían encontrado por primera vez, McKinley había llamado a la mujer con el nombre de "Jack", y sin quererlo, una pequeña sensación de duda se asomó en la mente de Norrington.
-¿Aún no me crees, verdad? –sonrió malignamente-. Me lo imagino, yo también siento cierta atracción hacia esa mujer, pero creo que nuestros impulsos son diferentes, ¿verdad? No sé qué cuento te contó, pero parece que caíste en su engaño…, y ella, mejor dicho, él, tomó una cucharada de su propia medicina sin quererlo… ¡¿NO ES CIERTO, JACK SPARROW?! –apenas terminó estas palabras, inmediatamente le lanzó un cuchillo al aludido, que fue a clavarse en al marco de la ventana, al lado de un atribulado capitán del Perla Negra, quien se dio vuelta inmediatamente.
-¿Acaso te volviste loco? ¡Casi me matas!
Pero enseguida y sin quererlo, los ojos de Jack se cruzaron con la mirada inquisitiva y suplicante del Comodoro Norrington, lo que lo hizo guardar silencio.
-¡Vamos! –Lo desafió Henry -¡Dile que eres Jack Sparrow! ¿O es que acaso no tienes el valor para decírselo?
Jack nada dijo, temeroso del resultado de su revelación. Su vista se posó entonces en la puerta recientemente abierta por su lunático amigo.
-¡No la molestes! –exclamó Norrington blandiendo su espada- ¡Lo que estás diciendo son los pensamientos insanos de un completo loco!
Pero a pesar de aquella amenaza, el pirata siguió, pues se sentía herido y traicionado, y quería vengarse de cualquier forma.
-Oye, Jack, ¿acaso en realidad él te gustó? ¿Por eso no quieres romperle el corazón?
-¿Qué si me gusta él? –Sparrow había mordido el anzuelo-¿Te volviste loco? ¡Claro que no me gusta! ¡Yo soy un hombre…! –se detuvo, consiente de la estupidez que había dicho.
-¡Ups…! Oh oh… -Y dándose cuenta de lo que había dicho, lentamente, Jack se volvió hacia el Comodoro Norrington y lo miró.
Éste estaba blanco como un papel, petrificado por lo que acababa de escuchar de la supuesta mujer que le había dicho cuánto lo amaba… ¡Y como un tonto él también se lo había dicho! ¡¡Y la había besado!! ¡¡Besado en realidad al odiado Jack Sparrow!!
Lentamente, el semblante del Comodoro fue transformándose en una expresión de futura ira incontenible, sus puños comenzaron a cerrarse con tanta fuerza que la empuñadura del sable comenzó a crujir. Esa era la señal de que Jack Sparrow, el gran actor, tenía que bajar el telón y huir velozmente de aquel lugar si quería seguir con vida. Así que, raudo como una liebre asustada, y sin que Henry McKinley pudiera detenerlo, Jack desapareció por la puerta del camarote hacia su libertad.
El capitán Jack Sparrow jamás fue tan veloz en un escape en toda su vida, pues sabía que se había metido en un terrible problema y que Norrington lo haría pasar a mejor vida rápidamente sin necesidad de llevarlo a la horca en cuanto lo atrapara. Y mientras corría miraba al pasar a los soldados atacados por McKinley, ya se encontraba en la barandilla del barco buscando la plancha que habían extendido hacia el puerto de Port Royal, una voz femenina conocida lo llamó.
-¡¡Jack Sparrow, capitán del "Perla Negra"!!
El aludido se dio media vuelta y se encontró de frente con Beatriz que venía corriendo hacia él con una bolsa de lona entre sus manos. Cuando llegó hasta él, una mirada brillante entre alegría y picardía, iluminó su rostro adornado con una bella sonrisa.
-En verdad que eres Jack Sparrow. No podía creerlo cuando te escuché decírselo al carcelero. Toma, estas son tus cosas. –Dijo mientras le entregaba la bolsa-. Logré juntarlas al escaparme cuando nos llevaban hacia la magistratura. Sabía que estarías en problemas y quise ayudarte, ¿Cómo te fue con él?
Y antes de que pudiera responderle, oyó a Norrington gritar desde su camarote:
-¡¡MALDITO JACK SPARROW!! ¡¡ME LAS PAGARÁS!! ¡¡NO DESCANSARÉ HASTA QUE TE AHORQUE CON MIS PROPIAS MANOOOOOOOS!!
-Ya lo sabes… -dijo alzándose de hombros para luego decir un tanto apurado:
-Creo que me excedí un poquito con él, así que si no quiero morir, me tengo que ir cuanto antes... Gracias por todo…
Pero en cuanto Jack quiso darse la vuelta y seguir su camino, Beatriz lo tomó por el brazo y jaló al pirata convertido en mujer hacia ella y le dio un profundo y largo beso en la boca para luego mirarlo a los ojos y decirle:
-Cuando ya hayas roto la maldición, te buscaré.
Y acto seguido, Beatriz se marchó velozmente por el puente y desapareció entre los pescadores y marinos, dejando estupefacto a Jack Sparrow.
-Dos personas me besaron hoy… No sé si tengo buena o mala suerte… -murmuró pensativo, pero luego dijo ya con más seguridad:
-Bueno, creo que tengo ambas suertes.
Y antes de que más soldados llegaran para socorrer al navío en problemas, y que el Comodoro Norrington lo encontrara, Jack también bajó hacia el puerto y se mezcló entre la gente, esperando no atraer más problemas sobre sí.
Continuará...
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