YuYu Hakusho -Fanfic- La Puerta del Diablo. Capítulo 18: El Laberinto del Infierno y la Lotería Maldita

                                            


Sinopsis del anime: La serie narra la historia de un joven rebelde de 14 años, Urameshi Yūsuke, quien es atropellado en un accidente de tráfico por salvar a un niño. Su muerte no debía ocurrir todavía, y por tanto no hay sitio para él ni en el Cielo ni en el Infierno, así que deberá ir al Más Allá y, en calidad de fantasma, recuperar su cuerpo y vencer todo tipo de demonios y seres fantasmagóricos acompañado de sus fieles amigos.

LA PUERTA DEL DIABLO


Trama:
 Un codicioso empresario está buscando la forma de gobernar el mundo, y qué mejor manera que abriéndole las puertas al diablo en el Templo de Genkai.
Género: aventura, artes marciales, drama, acción, fantasía, humor
Pareja: ninguna
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras por capítulo: variable
Duración: 30 capítulos
Estado: completo
Año de creación: 2006
Publicado originalmente en: Fanfiction
Autora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas para sacar los mejor de ellos. ¡Nadie es perfecto, todos podemos ser mejor!

CUARTA PARTE: EL DIABÓLICO JUEGO DE IO AKUMA

Capítulo 18: El Laberinto del Infierno y la Lotería Maldita

Los habitantes del Mundo Humano no podían entender lo que estaba pasando, los cielos se habían oscurecido por las nubes negras que estaban pobladas con atronadores relámpagos que destruían cada dos por tres algunas edificaciones de la humanidad, muchos demonios habían invadido las ciudades y los pueblos y comenzaron a hacerle la vida imposible a los humanos. Parecía que había llegado el fin de la civilización humana.

Yusuke, Kurama, Hiei, Kuwabara, Genkai, Botán, Ogri, Koenma, el empresario Mori, Tanaka y hasta Toguro estaban parados esperando frente al demonio Io Akuma, quien estaba sentado en su trono hecho con los esqueletos de los trabajadores de la obra. Aquel trono se ubicaba al lado de la Puerta del Diablo.

-Como ustedes saben, su mundo está siendo invadido por mis sirvientes y pronto daré la orden de que posean a los humanos. Pero por una propuesta aquí hecha por la señora Genkai, me he decidido divertirme un poco y proponerles un juego.

-¿Un juego? ¿De qué demonios hablas? –Le preguntó impaciente Yusuke al demonio.

-Se trata del Laberinto del Infierno. –Sonrió burlonamente. –Un terrible juego que incluye difíciles acertijos, demonios poderosos y una serie de trampas mortales.

-Parece interesante. –Dijo Kurama.

-¿Y qué pasará si ganamos? –Preguntó Yusuke.

-No creo que ganen. –Sonrió maléficamente. –Pero si alguno o algunos de ustedes llegaran al final del laberinto, tendrán que luchar contra mí.

-¡Eso no! –Se sorprendió Kuwabara.

-¿Qué pasa? ¿Le tienes miedo? –Le dijo Hiei con tono burlón.

-¿Yo? ¡Claro que no! –Fingió el alto muchacho inflando su pecho, y se dirigió entonces al demonio:

-¿Pero que pasará si perdemos?

-Bueno... si pierden en el laberinto o pierden contra mí, sus almas serán mías y serán mis sirvientes por el resto de la eternidad.

-¡¿Qué?! –Se preocupó Kuwabara. Todos los demás también se sorprendieron mucho.

-Será bastante entretenido. –Opinó Toguro interesado.

-¿Y qué pasará si ganamos todo? –Preguntó Yusuke desafiante.

Io Akuma se puso serio y lo miró a los ojos.

-El Mundo Humano se liberará de su destino y ustedes quedarán libres, pero para eso tendrán que matarme.

Yusuke sonrió.

-¡Dalo por hecho! –Yusuke esperó una reprimenda de parte de Genkai, pero nada pasó, y se sintió un poco mal.

Genkai había escuchado la impertinencia de su discípulo, pero su herido orgullo no le permitió corregirlo aunque se moría por hacerlo. Entonces Toguro se había dado cuenta de que algo no andaba bien entre ellos dos.

-Pero tengo algo que hará más interesante este juego –agregó Io Akuma, -La lotería maldita.

-¿La lotería maldita? ¡¿Qué diablos es eso?! –Preguntó Kuwabara.

En ese mismo instante el demonio chasqueó los dedos y apareció una mesita con un bolillero, que en su interior contenía varias esferas de cristal.

-Aquí en estas esferas, está el nombre de cada uno de ustedes. Yo sacaré una al azar cada quince minutos, entonces el sorteado se convertirá en un zombi y será mi sirviente para siempre.

-Eres un infeliz... –Protestó Yusuke.

-¡¡Yuske!! –Se escuchó una voz de chica conocida por casi todos los presentes.

-¡Esa es Keiko! –Se sorprendió el aludido -¿Pero qué demonios está haciendo aquí?

-¡Y viene con mi hermana Seiryu! –Gritó Kuwabara.

Ambas venían corriendo hacia ellos apresuradamente tratando de esquivar a los demonios que las perseguían. También Puu venía volando delante de ellas.

-¡Ese bicho! –Se quejó el dueño del ReiGun –Como siempre metiendo en problemas a Keiko.

Las chicas lograron al fin reunirse con ellos, estaban muy cansadas y respiraban dificultosamente. Pero cuando Keiko por fin pudo recuperarse, comenzó a gritarle a su amigo.

-¡Yuske! ¡¿Por qué no me dijiste que algo malo iba a pasar?! ¡Me preocupé mucho por ti!

-¡Ya déjame en paz! ¿Para qué viniste? ¡Es muy peligroso ahora!

Mientras Yusuke y Keiko discutían, Shizuru se dirigió con su tranquilidad acostumbrada hacia su hermano menor.

-¿Qué es lo que está pasando aquí, Kazuma? ¿Por qué hay demonios invadiendo la ciudad?

-Luego te explico Seiryu, estamos en medio de un juego.

-¿Un juego? –Se sorprendió la joven -¿Nosotras apenas pudimos llegar hasta aquí porque nos perseguían unos horribles demonios que querían matarnos y ustedes están aquí jugando un juego? ¡Pero qué falta de seriedad!

-¡Ya basta Seiryu! ¡No es lo que tú piensas! –Gritó exasperado el pelirrojo.

Divertido ante lo que veía, Io Akuma decidió dar inicio a su juego, entonces golpeó sus manos llamando la atención de todos.

-Dejen de discutir, desde este momento se iniciará el juego del Laberinto del Infierno.

-Está bien, -dijo Yusuke, y luego miró a su grupo de luchadores –vamos chicos.

-Espera un momento.

-¿Y ahora qué quieres?

-Quiero que TODOS entren, ¿entendido? TODOS.

-¿Te estás refiriendo a ellas?

-Sí.

-¿Pero qué demonios dices? –Se asombró el muchacho -¡Ellas no tienen poderes espirituales, no pueden entrar!

-A mi laberinto entran los que se me dan la gana, ¿entiendes? –Dijo Io Akuma con tono tiránico. –Ahora entren todos de una vez si no quieren que mate de una vez a su Dios.

-Desgraciado... –Murmuró Kuwabara.

-¿Y también incluirás sus nombres en tu sorteo? –Preguntó Kurama.

-Naturalmente.

-Infeliz... –Dijo Yusuke muy molesto al igual que todos sus compañeros.

-Creo que nos metimos en un gran problema, Seiryu. –Le dijo Keiko a su amiga, quien solamente asintió y le dio una bocanada a su cigarrillo.

-¿Y a dónde quieres que entremos? –volvió a protestar Yusuke al no ver nada parecido a un laberinto a su alrededor-¡Aquí no hay ningún laberinto!

-¿A no? –Sonrió el demonio y levantó su mano, en ese mismo momento, el suelo comenzó a temblar y entonces una enorme edificación oscura surgió desde las profundidades de la tierra. Era el laberinto, un edificio sombrío y sub realista de varios pisos decorado con restos de esqueletos.

-Ahí tienen su laberinto. Tienen tres horas para cruzarlo y llegar hasta mí si no quieren quedarse encerrados para siempre en él.

-¿Nosotros también tenemos que entrar? –Preguntó Mori blanco como el papel.

-He dicho TODOS. –Subrayó Io Akuma. –Y ahora... ¡Comiencen!

Protestando, todos se dirigieron entonces hacia el laberinto, coda uno demostrando su forma de ser ante su forzado destino: Yusuke y Kuwabara de muy mal humor, Kurama y Shizuru muy tranquilos, Hiei, Genkai, Toguro y Tanaka no demostraban emoción alguna, Koenma, Ogri y Mori sollozaban angustiados, y Botán y Keiko estaban asustadas y preocupadas, pero firmes.

-Veamos qué sucederá. –Sonrió Io Akuma. –Para que comprendan este desafío, les voy a dar una ayudita.

Al golpear nuevamente las manos, apareció a su lado un pequeño demonio azul con alas de murciélago, que se inclinó en el aire ante su señor.

-Este es mi sirviente: Daku, quien les indicará las reglas del juego. Y ahora... vayan de una vez y recuerden que tienen tres horas.

Continuará...


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